lunes, marzo 06, 2006

Ser agradecidos

Una de las cualidades humanas que manifiesta más claramente la madurez, la
salud psicológica, la calidad humana de una persona es su capacidad de
agradecer.

El hombre es un ser que necesita de los demás. No se concibe la vida del
hombre sin otros hombres. Para hacer cosas en la vida es necesario apoyarse
en los demás, en el sentido más noble, convivir es vivir con. Y eso es lo
que hacemos de una forma habitual.

La capacidad de agradecer está relacionada con el darse, una persona que
sabe darse, es decir, abrir la puerta de su vida hacia fuera, es agradecida.
Una madre es el ejemplo de entrega humana más frecuente y más hondo que
existe. Una madre es una persona que se da a cambio de nada, por eso las
madres son agradecidas, los detalles más nimios que sus hijos tienen con
ellas les produce una alegría especial, la alegría del agradecimiento.

Por eso cuando entre enamorados se habla mucho de deberes y derechos;
¡peligro!, algo falla. Se está maltratando lo esencial en el amor, que es la
entrega al otro. Falta agradecimiento.

Actualmente se está educando poco en el agradecimiento, es una de las
razones por la que la educación es de poca calidad. Agradecer una cosa es
dar las gracias para siempre, una persona agradecida está en deuda con el
otro de alguna manera, adquiere un compromiso y eso es lo que se rechaza: -
No quiero compromisos. No quiero cuentas pendientes con los demás. Parece
que agradecer fuera una muestra de debilidad. ¡Como si el hombre se bastara
por sí mismo!. Llamamos a los demás cuando los necesitamos pero luego no
agradecemos. ¡No vaya a ser que se lo crean!. ¡No quiero tener la sensación
de deuda con él!.

Actualmente en esta sociedad todos nos creemos sujetos de derechos. Por
tanto, como tengo derecho a todo, en lo personal y profesional, pues
entonces no tengo nada que agradecer. Todo lo que los demás hacen por
nosotros es su obligación. No agradezco nada.

La felicidad pasa por el agradecimiento, una persona agradecida no es
resentida. El agradecer de verdad las cosas, además de un acto de justicia o
precisamente por eso, aumenta la paz interior y por tanto la paz ambiental.
Donde hay una persona agradecida se sonríe. Sonreír habitualmente es muy
difícil, demuestra un estado del alma. Una persona que sonríe es una persona
fiable, es una persona agradecida. ¡Haced la prueba!.

Por cierto, podemos decir muchas veces a los hijos que agradezcan las
cosas y lo pueden hacer de una manera mecánica. Para aprender a ser
agradecidos, de verdad, hay que verlo vivido. Si no es imposible.

No olvidemos que estamos hablando de la calidad como persona. Quizá sea
por eso por lo que se están pidiendo, cada vez más, referencias personales,
vidas que sirvan de referencia. De otra forma es imposible educar.

Para instruir a las personas se necesita dinero, para educarlas se
necesitan vidas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me dirijo atentamente para dar gracias por el envío de
sus reflexiones que me parecen muy importantes a tener
en cuenta en nuestro crecimiento, maduración personal
y de los que dependen de nosotros.
Gracias.
Elvira Durán