domingo, octubre 23, 2011

MATRIMONIO USA HOY


Desde hace tres décadas, en Estados Unidos se escucha la cantinela de que uno de cada dos matrimonios acaba en divorcio. Pero ahora un informe de la Oficina del Censo de ese país revela que el matrimonio allí se está convirtiendo en una institución social más estable: se casan menos, cierto, pero los que lo hacen duran más en comparación con lo que ocurría en los años ochenta y noventa.
The Survey of Income and Program Participation (SIPP) es una de las encuestas nacionales que pueden dar una foto robot más fiable de cómo son los mayores de 15 años y los hogares de Estados Unidos. Con una periodicidad aproximada de cinco años, la SIPP se centra en el estado civil.
La última de este tipo se hizo en 2009 en cerca de 39.000 hogares. En la encuesta participaron 55.497 adultos que han estado casados alguna vez. A todos se les preguntó el número de años que llevan casados, si son matrimonios intactos; o por las separaciones, divorcios, nuevos matrimonios o viudez, según los casos.
Rose M. Kreider y Renee Ellis, investigadoras de la Oficina del Censo de Estados Unidos, han ordenado estos datos; los han cruzado con los de las SIPP relativas al estado civil que engloban el período de tiempo que va desde 1986 a 2009; y, además, han analizado la evolución del estado civil de las mujeres y hombres nacidos entre 1940 y 1944. Con todo este material, han elaborado un informe que ofrece algunas conclusiones novedosas (1).
Matrimonio más tardío
Un primer cambio significativo que marca tendencia es el incremento de la edad del primer matrimonio, algo que se lleva observando desde hace tiempo. Pero que ahora se une al dato de que ese retraso se traduce en un porcentaje mayor de adultos jóvenes que terminan por no casarse.
Así, mientras que en 1986 el porcentaje de mujeres entre los 25 y los 29 años que no se habían casado era del 27%, en 2009 subió al 47%. Sin embargo, entre las mujeres de 55 años apenas ha habido variaciones (del 5% se ha pasado al 6% en ese mismo período de tiempo).
La tendencia a posponer el matrimonio afecta todavía más a las mujeres afroamericanas. Mientras que en 2009 el 43% de las mujeres blancas (no hispanas) de entre 25 y 29 años no estaban casadas, entre las mujeres afroamericanas de esa edad el porcentaje alcanzaba al 70%. Pero también en este grupo siempre ha sido más frecuente la maternidad al margen del matrimonio.
Baja el divorcio entre jóvenes
Pese a que el divorcio sigue estando más extendido en Estados Unidos que en la mayoría de países europeos, hay algunos datos positivos. En primer lugar, las tasas de divorcio empiezan a caer ligeramente respecto a las de los años ochenta, cuando llegaron a su punto más alto. Frente al 74% de parejas casadas en los ochenta que celebraron su décimo aniversario, el porcentaje de casados a partir de 1990 que llegaron a ese aniversario subió a un 77%.
También se consolida la caída del divorcio entre las generaciones más jóvenes. En efecto, en 1996 el porcentaje de mujeres casadas de entre 25 y 29 años que estaban divorciadas llegaba al 19%; en 2009 este porcentaje descendió al 14%.
Idéntico patrón se produjo entre las mujeres casadas de entre 30 y 34 años. En 1996, el porcentaje de las divorciadas era del 26%, y en 2009 bajó al 21%; o sea, una caída de casi el 20% de divorcios. En esos años, también descendieron las tasas de divorcio entre las mujeres de entre 35 y 39 años, 40 y 49 años; en cambio, subió en los tramos de edad de las mujeres de entre 50 y 59, 60 y 69, 70 y más años.
La educación es clave
¿A qué se debe este cambio de tendencia? El informe no ofrece demasiadas explicaciones. Una pista apunta a la legislación divorcista de los años setenta, que afectó sobre todo a las mujeres que ahora están entre los grupos de edad de 50 en adelante.
Otra causa: “Mientras las tasas de nupcialidad caen y la cohabitación se extiende, el matrimonio se ha vuelto más selectivo para los adultos que están mejor situados económicamente y tienen más formación”.
El informe apoya esta conclusión en un estudio del sociólogo norteamericano Andrew Cherlin (2). En la misma línea, W. Bradford Wilcox –director del National Marriage Project y profesor de sociología en la Universidad de Virginia– ha mostrado que en Estados Unidos la tasa de divorcios entre los matrimonios con estudios superiores ha caído un 30% desde 1980, mientras que la de los matrimonios con estudios inferiores ha subido un 6% (3).
A partir de estos datos, Wilcox sostiene la tesis de que la progresiva desinstitucionalización del matrimonio –a través del debilitamiento jurídico y social del compromiso conyugal– ha abierto un nuevo frente en la brecha entre ricos y pobres: la desigualdad matrimonial.
Pero cuando Wilcox explica la evolución de la institución matrimonial no se detiene únicamente en los aspectos económicos. “Hoy día, el matrimonio se ha convertido en una institución mucho más selectiva”, afirma. “La gente con más formación, mejor posición económica o más religiosa es más propensa a casarse y a permanecer casada”, declara al Washington Post (18-05-2011).
De manera que ni la decisión de casarse ni las posibilidades de éxito o de fracaso en el matrimonio vendrían determinadas por factores económicos. Tras varias décadas de numerosas rupturas familiares, parece que va calando la idea de prepararse mejor para el matrimonio y adquirir una conciencia mayor del compromiso que supone.
Así, el informe de la Oficina del Censo muestra un ligero aumento del 1-2% entre los aniversarios celebrados en 2009 en comparación con los de 1996. El 83% de las parejas casadas en el momento de hacerse la encuesta de 2009 había celebrado su quinto aniversario; el 55% había estado casado por lo menos 15 años; el 35% brindó por sus 25 años y el 6% celebró una bodas de diamante en toda regla.
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Notas:
(1) Rose M. Kreider y Renee Ellis, “Number, Timing, and Duration of Marriages and Divorces: 2009”, Household Economics Studies, mayo 2011, págs. 70-125, United States Census Bureau.
(2) Andrew Cherlin, The Marriage-Go-Round: The State of Marriage and the Family in America Today, Random House, Nueva York, 2009.
(3) W. Bradford Wilcox, “The Evolution of Divorce”, National Affairs, núm. 1, otoño 2009, pp. 81-94.

FTE ACP

jueves, octubre 20, 2011

FAMILIAS ANTE LA CRISIS


La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha hecho precisamente esta afirmación:

        Una nota para los medios que acompañaba el informe, publicada el 27 de abril, señalaba que las familias son una fuente clave de respaldo económico y social para las personas, además de ser un instrumento crucial de solidaridad.

        “Las familias proporcionan identidad, amor, cuidado, alimento y desarrollo para sus miembros y forman el núcleo de muchas redes sociales”, afirmaba.

        El informe, titulado “Asegurar el Bienestar de las Familias”, reconocía también que la pobreza está aumentando en familias con hijos en casi todos los países miembros de la OCDE.

        Los padres se enfrentan, además, a problemas al tratar de combinar trabajo y compromisos familiares. El informe pedía a los gobiernos que adoptasen políticas de apoyo a las familias, dándoles asistencia y ayuda económica con iniciativas como el permiso para los padres y flexibilidad laboral.

        Según la OCDE el gasto público medio en prestaciones familiares asciende a poco más del 2,2% del PIB.

        Una de las áreas en la que más se podría hacer es en las ayudas a la natalidad. Muchas familias quieren tener más hijos, explicaba el informe, y en muchos países la gente no tiene tantos hijos como, según dicen, querrían.

        Según el informe, las tasas de natalidad de los países de la OCDE han caído de modo significativo desde donde estaban hace unas décadas, cuando el promedio era de 2,2 hijos por mujer, hasta los actuales 1,7 hijos por mujer.

        Los países con un nivel más alto de fertilidad dan un mayor apoyo tanto en forma de pagos en efectivo como en servicios a las familias con hijos pequeños. Las políticas que permiten a las madres un trabajo a tiempo parcial también ayudan a las familias a combinar el empleo y el cuidado de los hijos de modo más eficaz.

        Apoyar a las familias no es bueno sólo para los padres, apuntaba el informe. “El bienestar de los niños está íntimamente unido al bienestar de la familia. Cuando prosperan las familias, prosperan los niños”.

Estudio en el Reino Unido

        Los hallazgos de un estudio reciente en el Reino Unido apoyaban la importancia de la vida familiar. A finales de febrero se publicaban los resultados de una encuesta de 2009 realizada en 40.000 hogares por el Institute of Social and Economic Research de la Universidad de Essex.

        El estudio abarcaba una amplia gama de temas, pero uno de los capítulos se dedicaba a la familia. Entre los resultados estaban los siguientes puntos.

        -- Al tener en cuenta una serie de factores, se descubrió que las personas en parejas de hecho son significativamente menos felices en sus relaciones que las personas casadas.

        -- La satisfacción de los jóvenes con su situación familiar está claramente ligada a la calidad de las relaciones con sus padres. En las familias en las que la madre del niño no es feliz en su relación, sólo el 55% de los jóvenes afirman estar "completamente satisfechos" con su situación familiar - en comparación con el 73% de los jóvenes cuyas madres son "muy felices" en sus relaciones.

        -- Los niños de familias monoparentales son menos propensos a considerarse plenamente felices con su situación.

        -- No sorprende que el estudio descubriera que los niños que no discuten con ninguno de sus padres más de una vez a la semana tengan un nivel de felicidad mayor que aquellos que tienen frecuentes disputas. La encuesta también descubrió que la felicidad de los niños mejoraba cuando sometían a discusión temas importantes con sus padres con frecuencia.

        -- También es importante cenar juntos en familia. Los niños que no cenan con su familia al menos tres veces a la semana son más propensos a decir que son plenamente felices en su situación familiar que aquellos niños que no cenan nunca con su familia o lo hacen menos de tres veces a la semana.

Calidad

        Otro estudio reciente de Estados Unidos examinaba la influencia de la calidad de la relación de sus padres sobre los niños. La organización Child Tends publicó su estudio el 8 de abril.

        Con el título “Calidad de la Relación de los Padre y Resultados de los Niños según Subgrupos”, analiza las respuestas de más de 64.000 padres con hijos de entre 6 y 17 años.

        Mostraba que la calidad de la relación de los padres era “asociada de modo continuo y positivo con una serie de resultados del niño y de la familia”. Estos resultados incluyen problemas de comportamiento, rendimiento escolar y comunicación padres-hijos.

        El estudio señalaba también que las investigaciones de los últimos años sugieren que las relaciones de mayor calidad de los padres tienden a propiciar, en los hijos, actitudes más positivas hacia el matrimonio, que a su vez hacen más probable que haya relaciones y matrimonios de buena calidad.

        Comentando este estudio, Elizabeth Marquardt, directora de la página web FamilyScholars.org, y ella misma autora de un libro sobre cómo los hijos se ven afectados por el divorcio, lamentaba el hecho de que el estudio guarde silencio sobre hasta qué punto el estatus marital influía en los niños.

        En el comentario que hacía en su página web, explicaba que profundizar en las tablas y estadísticas del estudio sobre el tipo de relación familiar proporcionaba una clave fundamental a la hora de interpretar los resultados. Al desglosar el tipo de familia, la encuesta mostraba que los hijastros tenían el doble de probabilidades de tener problemas de comportamiento, si se los compara con los niños que viven con sus propios padres casados.

        Los problemas aumentan para aquellos niños que viven con parejas de hecho. Tenían casi tres veces más probabilidades de tener problemas.

        Estas diferencias tan importantes también están presentes en otros parámetros, como las relaciones sociales y el comportamiento escolar.

        Marquardt mencionaba también que los resultados del estudio mostraban que la calidad de la relación entre los adultos dependía de si estaban casados o no. La mayor estabilidad y durabilidad de una pareja casada son de gran ayuda para los hijos.

El matrimonio es bueno

        Aunque la noticia de que el matrimonio es bueno tanto para las parejas como para sus hijos no es nueva, sigue siendo confirmada por las investigaciones. A principios de año, el doctor John Gallacher y David Gallacher, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Cardiff, publicaban un artículo en BMJ Student.

        Según un reportaje en profundidad publicado el 28 de enero en el periódico Independent, analizaban la cuestión de si el matrimonio es bueno para la salud.

        “La conclusión es que, médicamente hablando, el grupo más longevo es el de los casados”, afirmaba el Dr. Gallacher.

        Su trabajo hacía referencia a un estudio que involucraba a millones de personas en siete países europeos. Mostraba que, de media, las tasas de mortalidad eran de un 10% a un 15% inferiores en las parejas casadas.Es decir, mientras más tiempo la pareja estaba casada, mayor la diferencia.

        Cuando se trata de los niños, Kay S. Hymowitz, en un artículo publicado por el Los Angeles Times el pasado 11 de noviembre, mantenía que las relaciones inestables son más perjudiciales para los niños que la pobreza.

        Se basaba en el material publicado en el número de otoño de la revista Future of Children. Los artículos de la revista eran la conclusión de un estudio sobre 5.000 niños nacidos en zonas y cuyos padres pertenecían en su mayoría a minorías.

        El estudio sobre Familias Frágiles y Bienestar Infantil ha seguido a estos niños que nacieron a finales de los noventa.

        Al nacer, la mitad de las parejas vivían juntas sin estar casadas, aunque declararon a los investigadores que había mucha probabilidad de que se casaran. Sin embargo, cinco años después sólo el 15% de estas parejas se había casado, y el 60% habían roto.

        Muchas de las familias rotas tenían problemas económicos y los hijos tenían poco contacto con su padre biológico.

        El estudio mostraba que los niños con madres solteras tenían más problemas de comportamiento que aquellos con dos padres y que estos problemas empeoraban con cada ruptura y nueva relación.

        ¿Responderán los gobiernos al llamamiento de la OCDE a aumentar su apoyo a las familias? El coste de no hacerlo es demasiado alto.