lunes, julio 22, 2013

REPRIMIR EMOCIONES

Las emociones son alteraciones de nuestro cuerpo y son provocadas por los acontecimientos de nuestro día a día, por los recuerdos o por pensamientos que tenemos en un momento dado. La emoción vendrá acompañada de un estado de ánimo que provocará en nosotros un sentimiento. Las emociones ocurren de pronto, si por ejemplo nos dan una buena noticia aparecerá la alegría. Los sentimientos duran más tiempo, si la alegría nos dura en el tiempo nos sentiremos felices.
Los niños inteligentes emocionalmente van a sentirse mejor con ellos mismos y esto les ayudará en muchos ámbitos de su vida. Estos niños desarrollan un mejor autocontrol y regulan bien sus emociones. Esto les ayuda en las relaciones, en la resolución de conflictos, en los resultados académicos, etc.
Los padres, como figuras más importantes en la vida de sus hijos pueden ayudar a estos a desarrollar habilidades emocionales así como las personas más cercanas al niño: profesores, abuelos etc. Pero para poder ayudar a los niños los padres tienen que poder entender primero sus emociones y reflexionar acerca de cómo actúan con las suyas propias para luego poder entender las de sus hijos.
¿Cuántas veces escuchamos “no llores”, “no te enfades”, “no te asustes” y un largo etc.? ¿Porque nos es difícil aceptar que las emociones están ahí y necesitan su espacio para ser expresadas? ¿Qué nos pasa a los adultos cuando vemos al niño muy asustado, muy enfadado…..?
No podemos olvidar que el ambiente cultural y social del que venimos nos invita a no mostrar ciertas emociones: miedo, enfado…. Se nos trasmite que sentir ciertas cosas esta mal: celos, rabia… Tenemos poca práctica en esta tarea por lo que requerirá un esfuerzo por parte de los padres no solo con sus hijos sino también con ellos mismos.

El peligro de reprimir las emociones
Es difícil como padres pararnos a la altura y ritmo del niño. Tendemos sin darnos cuenta a no dejar que los niños expresen ciertas emociones, pensando que si lo hacen son unos desobedientes, contestones, llorones, miedosos….. A veces tenemos una expectativa de cómo debe ser el niño y cuando nuestro hijo se separa de ese ideal nos sentimos frustrados.
Para algunos padres es difícil manejarse con ciertas emociones, la rabia y hostilidad suelen ser las que más cuestan, también el miedo.
Por eso será bueno que los padres se pregunten como se sienten ellos ante la expresión de las emociones de sus hijos, ya que muchas veces tenderán a reprimir ciertas expresiones cuando estas les generen malestar. Si a los padres les cuesta tolerar el malestar de sus hijos a estos les será más difícil regular las emociones. La idea sería mostrar al niño una buena manera de expresar lo que siente, no reprimir la emoción.
Reprimir las emociones genera malestar y afecta a la autoestima, ya que el niño se sentirá mal e inadecuado por sentir lo que siente. Si el niño no puede expresar ni obtiene ayuda para entender que le pasa tendrá ansiedad en muchas ocasiones, con problemas incluso para su salud (Somatizaciones).

viernes, julio 12, 2013

ABORTO Y GAYMONIO

Apelar a “lo que piensa la mayoría” se ha convertido en un recurso socorrido para llevar a cabo reformas radicales. Da la impresión de que, repartido entre muchos, el extremismo se diluye y gana legitimidad. Pero esta estrategia no ha logrado resolver el desacuerdo social. Después de años la cuestión del aborto, las bodas gay y la adopción por homosexuales sigue dividiendo a la opinión pública. Así lo revela una encuesta de la Fundación BBVA realizada en diez países europeos.

La segunda parte de la encuesta Values and Worldviews1 se basa en entrevistas a 15.000 personas de diez países de Europa: Alemania, Dinamarca, España, Francia, Italia, Países Bajos, Polonia, Reino Unido, República Checa y Suecia. Se les ha preguntado por su visión sobre la familia, la religión, el trabajo, los estilos de vida… La primera parte versó sobre opiniones referidas a la política y la economía.

La mayoría de los europeos está en contra del matrimonio gay: el apoyo se limita al 41% frente al 56% en España
Una confusa idea de familia