miércoles, junio 30, 2010

HIJOS DEMANDAN ATENCIÓN A PADRES

Papá se mata a trabajar y apenas ve a sus hijos a diario, pero gracias al dinero que gana, un fin de semana se llevará a la familia a Disneyworld. Craso error: los niños quieren estar más con sus padres a diario, antes que disfrutar de una salida cara y extraordinaria. Así lo muestra una encuesta realizada en Gran Bretaña con ocasión de la National Family Week, del 31 de mayo al 6 de junio.
La National Family Week, promovida por varias organizaciones y apoyada por patrocinadores, se celebró por primera vez el año pasado (cfr. Aceprensa, 1-06-2009). Uno de sus objetivos es fomentar que las familias compartan su tiempo. Ese es también tema principal de la encuesta, realizada a una muestra de 3.000 padres y madres, y 1.000 chicos.
Resulta, en primer lugar, que los miembros de la familia pasan todos juntos una media de 49 minutos diarios. No es porque los padres no valoren la convivencia, pues el 75% dicen que la vida familiar es para ellos lo más importante, frente a solo el 4% que ponen el dinero en primer lugar. Pero, preguntados por qué no dedican más tiempo a la familia, el 36% dan como primera razón la necesidad de ganar más dinero, y el 32%, el prolongado horario de trabajo.
Ante la poca cantidad de tiempo que emplean habitualmente con los hijos, muchos padres creen que importa más la “calidad”: no simplemente estar físicamente a su lado, sino disfrutar compartiendo alguna actividad especial. Y la gran mayoría (60%) piensan que dar a los chicos un tiempo “de buena calidad” exige dinero.
En cambio, dos de cada tres niños dicen que prefieren estar más tiempo con sus padres habitualmente, en casa, a que los lleven un día entero al parque de atracciones o a un plan semejante.
En esa idea de tantos padres, Tim Nichols, del Child Poverty Action Group, ve la influencia de la sociedad de consumo. La publicidad quiere “convencernos de que la calidad de vida depende de lo que compramos y del nivel social que nos dan nuestras compras, mientras que muchos estudios indican que padres e hijos consiguen mayor satisfacción simplemente pasando más tiempo juntos”. Lo mismo viene a decir Rob Parsons, presidente de Care for the Family: “Estamos tan ocupados para dar a nuestros hijos lo que no tenemos, que no nos queda tiempo para darles lo que tenemos” (cfr. WebMD, 31-05-2010).
Otra discrepancia entre padres e hijos se refiere a la importancia de la integridad de la familia. Cuando se pregunta si un chico necesita convivir con su padre y su madre para desarrollarse lo mejor posible, responden sí el 51% de los adultos y el 75% de los hijos. Los hijos también consideran importante que sus padres estén casados en mayor proporción (55%) que los encuestados adultos (52%).
Las chicas, entusiastas de Facebook
Otro resultado de la encuesta se refiere al uso de las redes sociales entre los chicos de 8 a 15 años. En esto no hay paridad de sexos. El 40% de las chicas, frente a solo el 6% de los chicos, citan Facebook y similares entre las tres cosas más importantes. El porcentaje es aun mayor entre las chicas que viven solo con la madre.
Según las propias chicas, las redes sociales tienen más influencia en ellas que la televisión, las revistas, los famosos e incluso sus hermanas o hermanos. Por delante ponen a los padres y a los profesores, por este orden. Los chicos, por su parte, dicen que los tres factores que más les influyen son padres, amigos y escuela.

jueves, junio 24, 2010

CHINA Y EL HIJO UNICO

Fuente: The Spectator
Fecha: 28 Mayo 2010

En China, un profesor universitario, Yang Zhizu, y su mujer Chen Hong se han atrevido a desafiar la política del hijo único impuesta por el gobierno desde 1979. La negativa de Yang a pagar la correspondiente multa por tener a su segunda hija le ha costado su plaza en la universidad. Según informa The Spectator, esto ha desatado un movimiento de protesta cívica en Internet.
La política de control de la natalidad de China, que permite un solo hijo a las parejas de las ciudades y hasta dos a las del campo en el caso de que el primero sea niña, no le ha impedido al matrimonio Zhizu-Hong tener su segunda hija.
En casos como éstos, las familias pudientes pagan una multa de 200.000 yuanes (el equivalente a 23.700 euros) y el gobierno legaliza al bebé. Pero, ¿qué ocurre si los padres se niegan a pagar?
Pues que a los hijos “ilegales” se les deniega el permiso de residencia (hukou) en la ciudad, Pekín en este caso. Lo que implica, entre otras cosas, que no podrán acceder a los servicios públicos básicos como la educación o la sanidad, ni, en el futuro, tener un puesto de trabajo en la ciudad.
Las medidas contra los padres que “delinquen” son variables. De momento, a Yang Zhizu le han expulsado de la universidad donde enseñaba, el Beijing Youth Politcs College. Ahora le toca hacer frente a un futuro incierto.
El matrimonio Zhizu-Hong podía permitirse el lujo de pagar por su segunda hija, Ruonan. Pero no es un problema de dinero lo que está en juego. Es que, como explica Zhizu en una entrevista, la política del hijo único es “ridícula”. “¿Por qué tengo que pagar por tener una hija? Es nuestro derecho como ciudadanos”, explica.
Zhizu y Hong se han convertido en figuras nacionales. Sobre todo, Zhizu, que es quien ha perdido su trabajo. Sus colegas de la universidad se han atrevido a escribir una carta al gobierno, pidiéndole que le devuelvan la plaza. Y añaden que “ya es hora de replantearnos nuestra política demográfica”.
Pero quizá lo más relevante de este caso es la sacudida cívica que ha provocado en la Red. En una encuesta realizada por una web a 75.300 chinos, el 91% manifestó su apoyo al “matrimonio rebelde”. Incluso el China Daily, el periódico estatal publicado en inglés, reconoce que el ejemplo de Yang ha conquistado “decenas de miles de corazones por todo el país”.
Junto a esta historia de heroísmo protagonizada por el matrimonio Zhizu-Hong, The Spectator denuncia un aspecto más oscuro de la polémica: “Mientras un profesor de Pekín se juega el tipo por poner una pequeña zancadilla a la política del hijo único, algunos profesores británicos –probablemente, misántropos deprimentes– proporcionan al gobierno chino nuevos argumentos para mantener esta política”.
The Spectator cita, entre otro ejemplos, a los investigadores de la asociación malthusiana Optimum Population Trust (OPT), que aboga abiertamente por la reducción de la población mundial.