Este psicólogo y médico de familia lleva años demostrando que la enseñanza diferenciada mejora los resultados académicos, la socialización y disminuye la violencia en el aula.

Leonard Sax hizo escala en Madrid antes de acudir al segundo Congreso Internacional de Educación Diferenciada, que se ha celebrado en Roma a finales de abril. Ofreció una conferencia en la escuela de Negocios IESE de la Universidad de Navarra. En su exposición demostró con datos científicos cómo el cerebro del niño y el de la niña se desarrollan de manera distinta; la diferente forma que tienen de aprender en su etapa escolar; su heterogéneo modo de ver los sucesos del mundo... Por estos motivos, lleva años defendiendo la educación diferenciada o especializada por sexos.



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Leonard Sax durante su intervención en Nueva Economía Fórum (Madrid, 23-04-2009)

La ciencia ha dejado patente que las diferencias de género no son meras creaciones sociales o sexistas, sino innatas...

— La nueva ciencia de los últimos 10 años demuestra la diferente evolución del cerebro en niños y en niñas. Aprenden de forma distinta. Paradójicamente, enseñar de igual forma a niños y niñas, refuerza los estereotipos de género. En cambio, la educación especializada por sexos acaba con los roles predeterminados de género.

Un estilo educativo adaptado a cada sexo

En España, sin embargo, hay voces que opinan que separar por sexos es discriminar, segregar...

— También se pensaba de igual forma en Estados Unidos y en el mundo occidental después de los años 60. En mi país, separar por sexos en la escuela, era como separar a blancos y negros por razón de raza, o ricos y pobres por razón social. Era doctrina indiscutida que las diferencias de género surgían por educar diferente. Cuando los colegios pasaron a ser mixtos, ni había la libertad que hay ahora, ni existían estudios neurológicos con los que contamos en la actualidad. Pero hace diez años la senadora Hillary Clinton defendió este tipo de educación a tenor de los descubrimientos científicos. Presentó una enmienda en la que pedía que la educación diferenciada estuviera al alcance de todos los padres, no solo de los que dispusieran de 20.000 dólares para educar a sus hijos en la privada. Desde entonces, en EE.UU., los centros públicos separados por sexos han pasado de 11 a 540.

— En España hay políticos y educadores que argumentan contra la educación diferenciada por motivos ideológicos.

— España se enfrenta a dos retos: el primero de ellos es desligar la educación diferenciada de la religión o ideología. No debe convertirse este debate en una batalla ideológica. Se trata de una elección de los padres. El segundo reto es que esta opción educativa sea ofrecida en la escuela pública, que esté al alcance de padres sin medios económicos. Por eso pienso que España necesita una Hillary Clinton, porque los socialistas españoles están más cerca de la política de los demócratas que de los republicanos americanos. Es una cuestión de libertad y de justicia social.

— Otra fuente de críticas contra la enseñanza diferenciada se basa en la necesidad de favorecer la socialización entre chicos y chicas.

— El gran problema es la ignorancia. Paradójicamente, en las escuelas diferenciadas se da menos violencia en las aulas y el tipo de enseñanza proporciona más autoestima a chicos y chicas. En los colegios diferenciados, el estatus se consigue por los resultados académicos, por la persona en cuanto tal. En muchas escuelas mixtas, sin embargo, el estatus se alcanza por la apariencia física y la popularidad, lo que crea más discriminación entre chicos y chicas. Estos valores no son el mundo real.

Los niños y niñas educados en la enseñanza diferenciada se preparan bien para el mundo real, siempre y cuando desarrollen actividades para interactuar unos con otros. No queremos volver a años atrás en los que a las niñas se les enseñaba cocina y a los chicos ingeniería, ni encerrarlos a todos en conventos.

Queremos preparar a chicos y chicas en igualdad de oportunidades reales. Se da la circunstancia de que en la escuela mixta, según los resultados académicos y sociales, son los varones los que están saliendo perjudicados: Hay más chicos que chicas con fracaso escolar. En cambio, la enseñanza diferenciada mejora los resultados académicos y la socialización, y disminuye la violencia en el aula.

Formar al profesorado

Usted afirma que no se trata simplemente de poner en un edificio a los chicos y en otro a las chicas, sino de formar a los profesores en los distintos procesos neurológicos de aprendizaje.

— Exactamente. Si los profesores no están preparados, tanto en la educación mixta como en la diferenciada, se reforzarán los estereotipos y los resultados dependerán del azar. Ignorar las diferencias de género –educar a las chicas y a los chicos juntos, sin atender a las diferencias– a menudo tiene como consecuencia el refuerzo de esos estereotipos. Las profesoras castigan a los niños por indisciplinados y comparan su mal comportamiento con el apacible de las chicas. Desconocen, por ejemplo, que los niños tienen menos capacidad de concentración y retienen mejor la información estando de pie. En las escuelas diferenciadas se permite a los varones estar de pie.

Pero a muchos chicos o chicas les va bien en la educación mixta y a otros mal en la diferenciada. Lo importante es que haya variedad y que los padres tengan libertad para elegir distintos tipos de modelos educativos.

¿Algún otro descubrimiento científico sobre el modo de ver el mundo por parte de niños y niñas?

— Niños y niñas ven el mundo de manera diferente. La visión que tienen los niños del mundo es la acción, el dinamismo. En su cerebro mandan las células que responden a la pregunta ¿dónde está? Por eso, dibujan elementos en movimiento, con pocos colores. Sus dibujos son más abstractos que los de las niñas y reciben calificaciones más bajas, porque ellas representan detalles, personas, colores, ya que en su cerebro predominan las células que responden a la pregunta ¿qué es? Las niñas, con 4 años, identifican mejor las emociones. Si los profesores desconocen esta diferencia, valorarán a las niñas, y los chicos terminarán pensando que dibujar no va con ellos, que es cosa de chicas. Hay que valorar el trabajo de cada uno desde su sistema visual.

Los chicos aprenden de forma diferente que las chicas, por ejemplo, las matemáticas.

— El cerebro de los chicos está más determinado para tener una visión del mundo más espacial y geométrica. Les motiva la competición. A las chicas les gusta más el compañerismo. Aprenden mejor con distintas estrategias de motivación. Así, esta falta de preparación y de conocimiento científico ha hecho que haya menos chicas jóvenes educadas en colegios mixtos que estudien física o informática, y muchos chicos que no tienen pasión por la historia o la literatura. Estamos utilizando el formato de la enseñanza diferenciada para animar a más chicas a estudiar informática, física e ingeniería; y para animar a más chicos a preocuparse por el arte, la historia, los idiomas, la música, etc. El formato de un solo género crea oportunidades. Si se enseña las mismas materias de la misma forma, entonces las niñas pensarán que las matemáticas son difíciles y los niños, que la poesía es estúpida.

— ¿Los profesores tienen que enseñar a los chicos y las profesoras a las chicas?

— No existe ningún dato científico que avale esta teoría. Es más, hay profesoras que se sienten más cómodas en una clase de niños, porque son más prácticos. Comprenden que deben estar en movimiento por su genética innata y no les castigan por indisciplinados. La clave está en conocer las diferentes peculiaridades de cada uno.

Todos estos descubrimientos en el aula también sirven para los padres a la hora de educar.

— En general, el castigo más útil para las niñas es obligarlas a reflexionar sobre su mala conducta. El niño también tiene que reflexionar, pero es más práctico un castigo que suponga privarle de un premio.