miércoles, noviembre 28, 2007

SE MUERE LA FAMILIA?

Si la sociedad es narcisista, ¿por qué todos valoran tan alto la familia y la amistad?

Familia y amistad no son valores nuevos, pero sí que son valores patentes en la sociedad actual. No pueden ubicarse dentro de la esfera de los valores innovadores, pero sí dentro del conjunto de valores patentes y emergentes, porque, contra todo pronóstico, tanto la familia, como la amistad, son horizontes de sentido buscados, deseados y sumamente respetados por la gran mayoría de los ciudadanos de nuestra sociedad.


A pesar de que en la década de los sesenta y de los setenta se pronosticó la muerte de la institución familiar y de todo lo que representaba, el hecho es que la familia subsiste y es valorada de un modo preeminente en las sociedades mediterráneas, aunque, naturalmente, la unidad familiar ha experimentado profundas mutaciones y cambios a lo largo de los últimos cincuenta años.


Con todo, el deseo de tener una comunidad cálida, la voluntad de pertenecer a un ámbito de afecto y fidelidad se detecta como prioridad en muchos ciudadanos. Algunos jóvenes lo expresan de un modo muy enfático cuando dicen que la familia no falla, que siempre se puede contar con ella, que resulta un soporte afectivo determinante en momentos de fragilidad.


La familia constituye una de las principales instituciones donde se produce el proceso de socialización, donde se reproducen los valores dominantes, pero también es la cuna donde se generan nuevas actitudes y concepciones culturales.

Indagar en torno a los valores familiares supone interesarse por uno de los núcleos centrales donde se reproduce la vida social y significa estudiar la matriz donde se engendran nuevas prácticas y nuevas experiencias.


En todas las encuestas de valores desarrolladas en los últimos años en las sociedades mediterráneas, la familia ocupa un lugar central.

Casi la totalidad de los españoles piensan, por ejemplo, que la familia tiene un papel muy importante en sus vidas. Según estas apreciaciones, la familia es un valor que está por encima de la amistad, del tiempo libre o del trabajo y a una distancia abismal de lo político o la religión. En términos generales, los ciudadanos españoles sienten una gran atracción por el núcleo familiar, pero en cambio sienten un interés muy limitado por el destino de sus conciudadanos, sean nacionales o comunitarios.


La verdad es que esta percepción revela un considerable desconocimiento de los factores que más conciernen al destino de los miembros de una sociedad moderna.

Lo que caracteriza la vida social de las naciones avanzadas es que ésta depende sobre todo de la estructura y del funcionamiento de las administraciones y de los mercados, que tienen una dimensión que desborda ampliamente los ámbitos locales. Sin embargo, el desinterés por este tipo de elementos es fácilmente detectable, mientras que el núcleo íntimo, la familia, ocupa un lugar privilegiado.

Con todo, es evidente que las transformaciones y mutaciones que sufre esta unidad social están íntimamente relacionadas con los cambios que operan en el ámbito social, en el contexto laboral y político.


Existe en nuestra sociedad una pugna entre individualismo y familiarismo. Por un lado, se detecta una tendencia a la vida autónoma y separada, pero, por otro, también una cierta tendencia a construir núcleos afectivos de índole muy distinta que se denominan globalmente familia.

Las sociedades donde la familia representa un valor institucional menor, han fomentado más el individualismo, ya sea a través de la dinámica del mercado, como sucede en países como los Estados Unidos, ya sea a través de la intervención del Estado del bienestar en la vida familiar, como ocurre en los países escandinavos. Mientras que en las sociedades, donde la familia ocupa un lugar fundamental, el individualismo retrocede.


Se mantienen creencias y representaciones muy tradicionales respecto al papel de la familia en la sociedad, sobre sus funciones y sobre su prioridad en la provisión del bienestar. El sistema de valores de nuestra sociedad experimenta mutaciones muy rápidas en determinados aspectos, pero no en el ámbito que afecta a la familia y a la amistad.

Se puede afirmar que en nuestro país, la familia se ha convertido en una especie de religión secular que sustituye a las creencias tradicionales. La prioridad que tiene el valor familia en la pirámide de valores revela, como se ha dicho, el inquietante desinterés por la cosa pública, un escaso sentido del patriotismo y sobre todo una desconfianza respecto al Estado como fenómeno esencial de Modernidad.


Esta atención al valor familia también puede explicarse por razones de dependencia social y económica. La ausencia de políticas familiares en los países del Sur del Mediterráneo puede ser la razón que explique este aprecio de los ciudadanos por la familia. El hecho que la ciudadanía lo pueda esperar todo de la familia y muy poco del Estado pone de relieve un abandono de las responsabilidades de las administraciones públicas con respecto a las familias entendidas.


La amistad aparece, por lo general, en el segundo eslabón de la pirámide axiológica. No es, por supuesto, una casualidad. En un mundo donde se detecta una aguda crisis de la confianza, los ciudadanos valoran muchísimo el vínculo de la amistad porque supone una espacio de transparencia y de autenticidad. No es una amistad que se traduzca en una forma de vida compartida, al estilo colectivista de antaño, propio de la estética hippy, sino que es concebida como una relación sincera y franca que se funda en vínculos de confianza, pero que no rebasa el ámbito de la privacidad.


Vivimos en sociedades masificadas e hiperaceleradas, donde el cultivo de la virtud de la amistad plantea graves dificultades de tiempo y espacio. Se crean nuevos vínculos interpersonales en los ámbitos virtuales y ello permite, en muchos casos, el cultivo de una amistad de tipo virtual que se convierte en un ámbito de confidencialidad vital para el ciudadano.

A pesar del creciente individualismo y de la fragmentación social que se observa en nuestro ámbito social, el ciudadano reconoce el valor que tiene la amistad como punto de apoyo afectivo en el propio itinerario vital. La preeminencia de este valor pone en tela de juicio determinados diagnósticos apocalípticos sobre el modo de ser del hombre postmoderno.

En cualquier caso, no puede afirmarse, alegremente, que sea solamente individualista y narcisista, pues también experimenta la necesidad de abrirse al otro, de tener un confidente, de crear lazos afectivos con sus semejantes y construir vínculos como el de la amistad.

lunes, noviembre 26, 2007

MAS CONTRA LA FAMILIA

Nuevo golpe de efecto en el Congreso ‘contra’ las familias numerosas: la aprobación de una enmienda a los Presupuestos de IU-ICV, pactada con el PSOE, que desdibuja la figura de los matrimonios con tres o más hijos y otorga a las familias monoparentales con dos niños los mismos beneficios de que gozan las numerosas.

A partir de 2008, solteros, separados o divorciados que tengan dos hijos a cargAlmudi.org - Familia numerosao tendrán la misma consideración y ayudas a las que puede optar una familia numerosa, o sea la formada por una pareja o matrimonio con tres o más hijos. Podrán solicitar ayudas, becas y todas las subvenciones que la Administración prevé para este colectivo.

La noticia ha puesto en pie de guerra a las asociaciones y organizaciones que defienden los derechos de las familias numerosas. Consideran que una cosa son las políticas familiares y otra muy distinta medidas de asistencia social a personas con hijos en situación crítica tras una separación.

Familias de primera y de segunda

Esta decisión “discrimina a casi tres millones de parejas con dos niños, 2.916.000 familias, que representan al 21 por ciento de los hogares, a los que impide esta consideración”, por lo que se está falsificando y prostituyendo el concepto de familia numerosa”, considera el Instituto de Política Familiar (IPF).

El presidente del IPF, Eduardo Hertfelder, que pidió la “rectificación inmediata” de la enmienda, opina que ésta “genera familias de ‘primera’ clase y familias de ‘segunda’”.

También cree Hertfelder que, además, la decisión tomada en el Congreso de los Diputados “va a provocar situaciones de injusticias para numerosos colectivos familiares con necesidades especiales, como familias con dos hijos mellizos o gemelos, familias con dos niños adoptados o familias con personas mayores a su cargo”.

Para el IPF “es incoherente asimilar las familias monoparentales, que tienen tres miembros, con las numerosas, ya que muchas de las medidas destinadas a ellas se basan en sus necesidades especiales”, como ocurre, por ejemplo, con la reducción en el impuesto de matriculación del 50% para monovolúmenes o coches grandes, o con el derecho a Viviendas de Protección Oficial mayores de 90 metros cuadrados.

No es razonable

Al mismo tiempo, el presidente del Foro Español de la Familia, Benigno Blanco, cree que las políticas de apoyo a las familias numerosas “se basan en el número de hijos que tiene una familia, lo que merece ayudas”, mientras que la “situación especial de una madre o padre solteros con dos hijos, que también requiere ayudas”, no debe considerarse “familia numerosa”.

Blanco opina que “no es razonable que si se considera numerosa a una familia cuando tiene tres hijos, a personas solteras o separadas se les incluya en las ayudas a las familias numerosas a partir de sólo dos hijos”. De esa forma “se pierde el concepto de familia numerosa”.

Por otra parte, la Federación Española de Familias Numerosas (FEFN) denuncia que esta medida hace que se desvirtúe el concepto que las agrupa, definido hasta ahora por el número de hijos.

“También pueden sentirse discriminadas las familias con un hijo que vivan en el medio rural, donde sus hijos tienen muchas menos oportunidades”, argumenta Eva Holgado, presidenta de la FEFN, quien cree que si la intención es evitar una supuesta discriminación, no parece que vaya a dar resultado.

Institución socialmente valiosa

Las ayudas al matrimonio y la familia por parte del Gobierno deberían estar basadas en el hecho de que se trata de una institución valiosa para la sociedad en su conjunto, argumentan las asociaciones críticas con la decisión del Congreso.

Este hecho no implica una desatención de las familias monoparentales. Deben recibir asistencia, sí, pero en el marco de las políticas de ayuda social, no en el de las ayudas a la familia numerosa. Si llaman familia numerosa a todo, entonces nada es realmente familia numerosa.

“Las familias monoparentales, así como otras con situaciones especiales, tienen unas necesidades específicas y las administraciones públicas deben tenerlas en cuenta, pero para adoptar medidas específicas para ellas, no incluirlas en medidas destinadas a otros fines”, aseguró el presidente del IPF.

Además, estas organizaciones consideran que, dando prioridad en las ayudas a las familias monoparentales con dos hijos, parece que se está premiando la ruptura o la monoparentalidad. Lo idóneo es que cada niño tenga padre y madre.

AYUDAS A LA FAMILIA? A QUE FAMILIA?

MADRID- Sofía nació el pasado15 de noviembre. Sus padres sabían que el Gobierno había aprobado la concesión del denominado «cheque-bebé» y, antes de tenerlo en sus manos, ya habían pensado lo que harían con él. En primer lugar, lograr un desahogo y quitarse del cuello, aunque sólo fuera por unos meses, la soga del alquiler. Por otro, emplear una parte en viajar a los Estados Unidos para que los abuelos maternos pudieran conocer a la pequeña. Sin embargo, todo se desvaneció cuando Ignacio, el padre de la criatura, cruzó el umbral de la oficina de la Seguridad Social. No habría cheque, ni desahogo, y los abuelos tendrían que venir a España si quieren conocer al bebé.
Y es que, el hecho de que Kathryn, su mujer, lleve menos de dos años residiendo en España ha dejado a esta familia madrileña fuera del reparto de la ayuda. Indignado, Ignacio cogió la ley por los cuernos y la leyó y releyó con la intención de comprobar por sí mismo lo que creía un disparate. Lo que descubrió hizo que montara en cólera y está dispuesto a llegar a donde sea con tal de hacer valer los derechos de su familia. Se siente agraviado y discriminado con respecto a otro tipo de núcleos familiares, y así se lo hará saber al Defensor del Pueblo, al que tiene pensado enviar una misiva exponiendo su problema.
La primera de sus quejas tiene que ver con que la ayuda está prevista no para la familia, como él pensaba, sino para la mujer, y como la suya no ha cumplido el tiempo mínimo establecido, no tendría derecho al cheque: «Como si la familia sólo estuviera compuesta por la mujer y el hijo, cuando yo soy español, y mi hija también», afirma indignado. En el escrito que está preparando destaca que en la ley «existe una clara discriminación inconstitucional, por razón de sexo, al designar como receptora única en los casos normales a la madre».
Sin embargo, no fue ésa la única sorpresa que se llevó buceando en el texto legal: «Descubro que las parejas homosexuales de hombres que adopten sí tendrían derecho. Es decir, que si mi mujer fuese un hombre o si yo me hubiese unido a otro varón sí que podríamos optar a la ayuda». Así lo destaca también en la misiva remitida a Enrique Múgica: «Existe una clara discriminación inconstitucional, por razón de orientación sexual, pues en caso de adopción por un matrimonio entre personas del mismo sexo, para que este tipo de familia reciba la prestación, basta con que uno sólo de los cónyuges cumpla la condición de residencia continuada en España, ya que cualquiera de los dos cónyuges puede declararse madre en el momento de solicitar la prestación», añade.
Ignacio considera a su vez que «existe una clara discriminación en relación con las familias monoparentales, pues en este caso no es necesario que sea mujer quien adopte». Como «reflexión final» este padre considera «carente de lógica el hecho de que una mujer extranjera, que nunca haya cotizado a la Seguridad Social, sólo por cumplir la condición de residencia continuada en España durante dos años tenga más derecho que mi familia a la prestación citada, siendo yo uno de quienes con el pago de mis impuestos hago posible que la prestación pueda realizarse».
Desconocimiento
«Estábamos empezando, en un piso de alquiler porque no nos llega para comprar uno. Nos venía muy bien», asegura dolido. Además, otro de los aspectos más sonrojantes del asunto es que ha tocado muchas puertas institucionales y, afirma, «existe mucho desconocimiento de la ley incluso dentro de la Administración». Asegura que una de estas puertas ha sido la del PSOE: «Han dicho que estudiarían mi queja y me han reconocido que tenía razón, pero no me dicen nada. Voy a llevar todo esto hasta el final y, pese a que no tengo dinero, ya buscaré la forma de conseguirlo para ir a los tribunales si hace falta», asegura enérgicamente Ignacio.

sábado, noviembre 24, 2007

DISCIPLINA

Reivindicar la autoridad, ¿una batalla perdida?

“Autoridad es lo contrario de autoritarismo. La persona investida de autoridad es aquélla que suscita en nosotros una admiración fecunda”, dicen los expertos

Nuestra cultura ya no venera –como antaño- las arrugas, las canas y las vueltas de la vida, sino que glorifica lo joven, lo virgen de tiempo”, asegura Mariano Narodowski, director del área de Educación de la Universidad Torcuato Di Tella. Ante este panorama, ¿es una batalla perdida reivindicar la autoridad? Juan Manuel de Prada, escritor de reconocido prestigio, que cuestiona el actual sistema educativo, considera que “mientras no nos esforcemos por restaurar este vínculo fecundo –la autoridad- que ‘nos ayuda a crecer’, la depauperación de nuestro sistema educativo no hará sino acrecentarse”.

Dos expertos en educación, De Prada y Narodowski, abogan, pues, por recuperar la autoridad perdida ante los jóvenes, una herramienta necesaria para educar correctamente a los adolescentes que, cuando eran niños, ganaron la primera batalla a sus padres recurriendo al chantaje emocional.

Aquel “ya no te quiero”, expresión favorita de los más pequeños, frase clave a la que los sobreprotegidos hijos llegan enseguida, y arma eficaz para ir mermando poco a poco la autoridad de los padres, se puede llegar a convertir en un “que te voy a dar”, cuando el joven ha perdido todo sentido del respeto a sus mayores.

¿Qué es la autoridad?

Esta es la pregunta que se hace De Prada en un artículo publicado en el último número de la revista PADRES, el del mes de mayo. “Auctoritas, en latín, deriva del supino del verbo augere, que significa ‘hacer crecer’; autoridad sería, pues, ‘aquello que nos ayuda a crecer’. Quizá en el progresivo arrinconamiento del latín en nuestros planes de estudios radique el origen de muchos de los males que nos afligen”, dice el escritor.

El que fuera galardonado con los premios Planeta (1997) y Nacional de Literatura (2004) por sus obras La tempestad y La vida invisible, respectivamente, asegura que “Autoridad es lo contrario de autoritarismo. La persona investida de autoridad es aquélla que suscita en nosotros una admiración fecunda; en su magisterio descubrimos una enseñanza que, a la vez que amplia nuestros conocimientos, enaltece nuestra vida”.

No es válido, por tanto, confundir los términos y revestir de ‘autoritarismo’ lo que es, en realidad, de gran ayuda para la formación de los más pequeños. “Quien está dotado de autoridad ensancha nuestro horizonte vital; quien, por el contrario, impone su autoritarismo, lo estrecha hasta hacerlo irrespirable”, dice De Prada, quien concluye que “la autoridad no se impone, sino que se muestra; y, cuando es una autoridad atractiva, provoca en el joven una suerte de empatía transformadora”. Lo contrario, es decir, cuando no existe autoridad, “condena al joven a creer que su capricho puede sustituir el esfuerzo”.

‘Matar’ al maestro

Otra de las cuestiones que plantea el escritor en su artículo es la reivindicación de la figura del ‘maestro’, bastante deteriorada en el actual sistema educativo. Sin la figura del maestro, “nuestra enseñanza ha enterrado al ser humano”, decía el filósofo y pedagogo Massimo Borghesi. De la misma opinión es De Prada, quien cree que “un maestro es aquella persona que, armada de autoridad, ayuda al discípulo a descifrar la realidad y a situarse en ella”.

Nuestra época descree de los maestros; ha infundido en nuestros jóvenes la creencia absurda de que pueden erigirse en ‘maestros de sí mismos’, de tal manera que su código de conducta –cualquier código de conducta que elijan, por contingente o errático que sea- se erija en norma válida para interpretar la realidad”, concluye De Prada.

Disciplina escolar no es convivencia

La autoridad perdida ante los adolescentes es el título del artículo que Mariano Norodowski publicó en LA VANGUARDIA de este lunes, 12 de junio. ¿Cómo poner normas en épocas en que la disciplina escolar se llama convivencia? Es la primera pregunta que deja en el aire el profesor de la Universidad Torcuato Di Tella.

“Los adultos de hoy nos hallamos frente a una encrucijada: si aceptamos las nuevas reglas de juego light, tememos por el futuro de los más jóvenes y si pretendemos volver a las viejas épocas (a gritar, a pegar, a amenazar, a vigilar y castigar), agitamos los fantasmas del pasado y damos pena”, dice Narodowski. Sin embargo, a continuación también se pregunta: ¿Es correcto que mi hijo salga el sábado después de media noche y regrese a casa para el almuerzo del domingo?

La única solución al dilema, como también aseguraba recientemente otro experto en educación, el profesor de Historia de las Matemáticas Ricardo Moreno Castillo, es la pedagogía del esfuerzo y la disciplina. “Se trata de comprometerse con la capacidad de educar; es hacerse cargo del poder que se ejerce y hacerlo responsablemente”, asegura Narodowski.

“Asimetría entre adultos y niños”

Todo el quid de la cuestión radica en mantener la “asimetría entre adultos y niños”, afirma Narodowski. “La vieja tradición postulaba que los adultos debían amar, pero sobre todo educar y proteger a los menores, aún a costa de ser más severos que tiernos. Los más chicos estaban obligados a amar y a respetar a los adultos y especialmente a obedecerles. Su obediencia no debía basarse en el miedo, sino en la conveniencia: en esa asimetría el niño o el adolescente son definidos por una carencia, por una falta (de conocimientos, de experiencia de la vida) y el adulto por su capacidad de resguardar, de hacerse cargo y, por lo tanto, de cuidar a los niños”.

La ruptura de esa asimetría, con las nuevas oleadas de progresismo, es lo que “hace tambalear la capacidad de los adultos para hacernos cargo de ellos, para amar, cuidar o proteger, sea con cariño, sea con severidad”.

Los mass media no ayudan

Mariano Narodowski critica, además, como se posicionan los mass media ante este tema desde hace ya bastantes años. “La posición dominante de los medios de comunicación fue la de reeducar la paternidad y la maternidad desde los cuidados que habían de prodigar a los recién nacidos hasta hacer del castigo corporal un anatema, y de cualquier forma de sanción paterna una actividad necesaria pero sospechosa de abusos y excesos”.

sábado, noviembre 17, 2007

MATRIMONIO, DEFINICIÓN

El Senado de los Estados Unidos acaba de debatir una enmienda a la Constitución federal que define heterosexualmente el matrimonio. Aunque no haya sido aprobada, supone una manifestación más del reflejo defensivo que se está generando frente al modelo de matrimonio homosexual. Las pocas leyes que lo admiten están produciendo consecuencias importantes en el marco del Derecho internacional. Más en concreto, han desencadenado un débil efecto «dominó» y un potente efecto «blindaje». Por el primero, países alejados de esa preocupación han visto debatido el tema en sus campañas electorales, aunque con juicio negativo global. Es el caso de Chile, México, Perú y algunos países del Este. Pero el «efecto blindaje» ha sido más potente que el «efecto dominó». Un claro ejemplo es la serie de medidas legales orientadas a defender internacionalmente el matrimonio heterosexual. Tiende así a «globalizarse» una especie de «cordón sanitario» defensivo frente al minoritario modelo de matrimonio homosexual.


En los propios EE.UU, treinta y siete estados han promulgado leyes definiendo expresamente el matrimonio como «unión legal de un hombre y una mujer». Diecinueve de estas leyes han sido aprobadas por referéndum. Siguieron así el ejemplo de la Ley Clinton de Defensa del Matrimonio que, a efectos federales, sólo concede vida legal al matrimonio heterosexual. Como en algún estado aislado (Massachussetts), la judicatura ha declarado inconstitucional este modelo, toda otra serie de ellos – concretamente 19 - han introducido enmiendas a sus Constituciones proscribiendo el modelo de matrimonio homosexual. La media de los referendos populares en esos estados arroja una mayoría entre el 60-70% de votantes favorables al modelo de matrimonio heterosexual. Incluso los senadores que han votado contra la enmienda federal no se han manifestado favorables al matrimonio homosexual. Han votado en contra de una enmienda a la Constitución «porque entienden que el matrimonio es una cuestión de los estados». Por su parte, otras zonas anglosajonas están dando marcha atrás. Tanto los gobiernos de Canadá como de Australia anuncian su intención de anular las leyes sobre matrimonios homosexuales vigentes en zonas de esos países.

Latinoamérica ha reaccionado también mostrando su oposición al matrimonio homosexual. Por ejemplo, Honduras ha modificado su Constitución para definir el matrimonio como “unión legal de hombre y mujer”. Guatemala ha aprobado una ley que impide reconocer en el país a los matrimonios homosexuales celebrados en el extranjero. El Tribunal Constitucional de Costa Rica hace unos días ha declarado inconstitucional el matrimonio entre personas del mismo sexo. Este mismo año, fui invitado por los Defensores del Pueblo mexicanos ( uno por estado, más el presidente de la Comisión federal de Derechos Humanos) para debatir este tema. Muy mayoritariamente - de izquierdas, derecha y centro – se mostraron adversos al matrimonio entre personas del mismo sexo. Algo similar está ocurriendo en las elecciones presidenciales de México. . Los candidatos peruanos - incluido el vencedor socialdemócrata Alan García - han manifestado opiniones parecidas. En fin, si estamos a sus declaraciones, la presidenta socialista Michelle Bachelet en Chile no parece muy partidaria de introducir el experimento.

El hecho de que en España el Tribunal Constitucional estudie la posible inconstitucionalidad de la aprobada ley de matrimonio homosexual no debe verse, pues, como algo excepcional. Probablemente es un reflejo interno de ese «efecto blindaje» que se observa externamente.

Rafael Navarro-Valls, catedrático de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense, en las páginas del periódico «El Mundo» (8 junio 2006)



FAMILIA Y EQUILIBRIO

Cuando en 1958, durante lo que se llamó el "gran salto adelante", Mao y el partido comunista chino crearon 2,6 millones de comedores comunales, no podían imaginar que esta medida provocaría una hambruna que iba a ocasionar casi 60 millones de muertes. A pesar de la cantidad de comida disponible, el aumento del consumo, el despilfarro y la mala gestión de los alimentos sobrantes fueron la causa de un rápido agotamiento de los alimentos. "En seis meses, la eliminación de las comidas familiares precipitó una hambruna que duró hasta que fueron reinstauradas", asegura Sofía Aguirre, profesora de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad Católica de América. Aunque también otras causas contribuyeron a la catástrofe, "las comidas familiares desempeñaron un papel crucial en el comienzo y en el final de la hambruna".

Una iniciativa en este mismo campo, aunque esta vez a la inversa, es la que la Fundación Nginn Karet realiza en la actualidad en Camboya, para la recuperación de habilidades domésticas y la regeneración de aldeas rurales arrasadas por los Jemeres Rojos. Con la ayuda de esta fundación, los habitantes de algunas zonas rurales han reaprendido a sembrar, cocinar, alimentar a los hijos y cuidar el ganado, y poco a poco el nivel de muchas pequeñas poblaciones se está regenerando.

Repercusión de los hábitos alimentarios

La ruptura del hogar no es, por tanto, un fenómeno exclusivamente occidental. Los problemas educativos derivados de las largas horas de ausencia de padres y madres en el hogar; la creciente obesidad infantil por una inadecuada alimentación y otros problemas de socialización y comunicación hacen inaplazable la búsqueda de soluciones. Pero mientras gobiernos y empresas siguen avanzando en la lenta negociación sobre la flexibilización de horarios, ¿por dónde empezar?

Una reciente investigación de la Universidad de Paderborn (1) afirma que un elemento catalizador de estos cambios, al menos en Alemania, está siendo los propios jóvenes. En sus conclusiones, presentadas recientemente en el congreso "Excellence in the Home", (Londres, 8-9 de mayo de 2006) (2), se asegura que "los jóvenes ven las comidas familiares como un espacio significativo para la conversación" y que, en consecuencia, "la participación en ellas cada vez adquiere mayor importancia".

Apoyándose en esta realidad, la autora del estudio, Kirsten Schlengel-Matthies, profesora de la Facultad de Ciencias Naturales, se ha embarcado en un plan –Proyecto Revis– para reformar la educación sobre nutrición y consumo que se imparte en las escuelas. "No se trata de enseñarles solo cómo alimentarse de una manera sana, con información sobre la cantidad de comida que necesitan y quizá algún dato económico o ecológico, sino de hacerles reflexionar sobre los hábitos alimentarios", afirma. En su opinión, hacen falta profesores "que tengan sensibilidad hacia los problemas que se relacionan con la comida, y muestren a sus alumnos cómo el modo de comer incide en la vida familiar, para que aprendan a organizarse y a adquirir responsabilidades sobre ellos mismos y sobre otros".

Programas escolares

En el fondo de la investigación de la Universidad de Paderborn subyace una cuestión básica: el papel tradicional de la mujer en la alimentación, que tenía un marcado significado para la vida familiar y era importante para la comunicación y la socialización de los hijos, no puede mantenerse ya de un modo generalizado por la mayoría de las familias. Lo que era aplicable hasta el siglo XX –tres comidas en familia– ya no lo es ahora. La oferta y la demanda de alimentos ha variado de manera radical; también la tecnología disponible para su preparación –las cocinas parecen talleres, dotados de modernos electrodomésticos, y la casa comienza a gestionarse cada vez más de un modo científico– y, lo que es más importante, el tiempo –el dato esencial– resulta un bien cada vez más escaso en generaciones de mujeres incorporadas al mercado de trabajo.

La enseñanza escolar sobre hábitos alimentarios saludables y sobre su repercusión en los estilos de vida no es algo propio de Alemania. La alarma sobre la obesidad infantil hizo implantar esta materia hace ya algunos años, en el marco del área de Diseño y Tecnología, también en Gran Bretaña. Allí, el 15 por ciento de los adolescentes de quince años y el 8,5 por ciento de los niños de entre seis y doce se consideran clínicamente obesos.

Por ese motivo, desde 1998 se está llevando a cabo un programa de educación escolar –"Focus on Food Campaign"– como apoyo a las clases que reciben los alumnos de primaria y secundaria. La iniciativa tiene su parte divertida, ya que las prácticas se dan en autobuses diseñados a propósito, que disponen de cuatro cocinas perfectamente equipadas y un pequeño comedor. "La educación en la comida es importante y a veces no se recibe en casa. Con estos autobuses se pretende dar ideas básicas sobre cocina, alimentación, comida saludable e higiene de los alimentos. Aquí lo pasan bien y, además, si aprenden a cocinar, a sentarse juntos a la mesa, a usar los cubiertos, es posible que lo practiquen en el futuro", asegura Anita Cormarc, directora del programa.

Potenciar la comida familiar

El peso de la familia y, más en concreto, de las comidas familiares en el desarrollo económico sostenible de un país es otro factor positivo a favor de la recuperación del valor del hogar. A partir de un estudio reciente del National Center on Addiction and Substance Abuse de Estados Unidos, Sofía Aguirre concluye que "existe una relación estrecha entre las comidas familiares y la producción de capital humano, social y moral". "Los datos empíricos avalan que las comidas familiares frecuentes fortalecen las relaciones familiares, aumentan los resultados académicos y ayudan a prevenir el consumo de drogas (3)".

Sin embargo, Aguirre no cree que la educación resuelva por sí sola la ausencia de comidas familiares y su consecuencia sobre el capital humano de un país. "En esos encuentros diarios hay una relación interpersonal que no puede pedirse prestada ni educarse", asegura; "tampoco pienso que un gobierno o unas instituciones intermedias puedan sustituir el contexto familiar; muchos de los problemas que hoy en día se les plantean a los jueces, políticos o profesores se resolverían más bien por la propia familia en el cuarto de estar, el comedor o la cocina de un hogar".

Potenciar y fortalecer la comida familiar se considera un buen elemento en el conjunto de medidas dirigidas a reforzar la estructura de la familia, aunque según esta profesora de Economía y Negocios, esto no será posible sin un cambio de enfoque: "Por ejemplo, en cualquier medida de flexibilidad laboral que se proponga, la familia debe contemplarse como una unidad y atender a sus necesidades de manera conjunta; largos horarios de trabajo para los padres y cortos horarios escolares, combinados con una miríada de actividades extraescolares para los hijos no resuelven nada… En el hogar, el tiempo es un elemento importante para todos y el ahorro en el transporte debería ser una prioridad".

También la distribución de ese tiempo debe considerarse, ya que, generalmente, "la mujer tiene la responsabilidad principal en la ejecución de las tareas domésticas, especialmente en el área de compra y preparación de la comida, incluso cuando trabaja fuera de casa". En su opinión, "no es accidental que las mujeres que trabajan fuera del hogar tengan un nivel de estrés muy grande". Todo esto repercute en la productividad laboral, y las empresas están preocupadas. El modelo de organización en el que el padre trabaja a tiempo completo y la madre a tiempo parcial, ya no funciona. "La mujer no ha dejado de ocuparse de la casa, aunque no cocine, y esto hay que tenerlo en cuenta y reconocer las distintas formas de hacer en el marco laboral, poniéndolas en el contexto de la familia, para buscar soluciones, porque la dinámica ha cambiado", afirma Sofía Aguirre.

Profesionalizar el hogar

Mary Hunt, presidenta de Home Advantage Plus (4), descubrió hace unos años la existencia de una paradoja en muchas familias: "cada vez hay menos tiempo y dedicación al hogar y simultáneamente existe un mayor interés por mejorar y conciliar el ámbito doméstico y laboral, como puede comprobarse en programas de televisión y en la abundancia de publicaciones sobre la casa y la alimentación".

Su empresa, fundada en Estados Unidos, parte de una realidad: el 70 por ciento de los matrimonios trabajan y muchas de las actuales generaciones no han recibido ningún tipo de experiencia doméstica en la familia. Desde Home Advantage Plus ofrece cursos a empresas y otros colectivos con el fin de que los participantes extiendan sus técnicas y habilidades profesionales al ámbito del hogar. "Toda la estrategia se apoya en que el trabajo de una casa es cíclico y, por lo tanto, se puede planificar, delegar, organizar, dirigir y controlar. Aprender a profesionalizarlo reduce el estrés y los resultados benéficos sobre la salud inciden en la productividad de cada persona en su puesto de trabajo", afirma.

Hunt ha comprobado el interés de muchas empresas por ofrecer cursos de ese estilo a los empleados e incluso ha encontrado varias que gratifican con incentivos a los que siguen los cursos, especialmente si su relación laboral es de teletrabajo y desempeñan sus funciones desde el propio domicilio. La mayoría de los asistentes son mujeres, pero también hay hombres –alrededor de un 20 por ciento del total– que quieren aprender y contribuir a que la vida familiar sea más grata.

La necesidad de ejercitarse en estos trabajos también es patente en otros ámbitos culturales. "En Gran Bretaña hay ya dos generaciones de padres que no los han aprendido en sus casas, con lo cual la solución es que los padres se preparen para hacer esas tareas con sentido profesional", asegura Maria Pia Chirinos, profesora de la Facultad de Filosofía de la Universidad de la Santa Cruz y autora del libro "Claves para una antropología del trabajo" (5).

En su opinión, "para tener una vida equilibrada hay que tomarse en serio que todos estos trabajos pueden llegar a ser una auténtica profesión. El mensaje está muy arraigado en el mundo anglosajón, por eso es más frecuente encontrar estudios en el ámbito superior o universitario en Nueva Zelanda, Australia o Estados Unidos". Chirinos señala que también existen estudios a nivel técnico profesional, "para la parte práctica, que es muy importante y a veces puede aparecer como monótona, aunque justamente lo artístico empieza por medio del ejercicio y de la repetición. Con estos estudios se intenta transmitir el sentido profesional y artístico de estos trabajos, para crear hogares satisfactorios para sus propios miembros y que estimulen su responsabilidad personal".

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(1) "Sociological aspects of food culture and family life", por Kirsten Schlengel-Matthies, Faculty of Natural Sciences, Department of Sport & Health.

(2) http://www.excellenceinthehome.org.

(3) Ver "Family dining, diet and food distribution: planning the seeds of economic growth" en www.excellenceinthehome.org.

(4) www.homeadvantageplus.com.

(5) Maria Pia Chirinos, "Claves para una antropología del trabajo", EUNSA, Pamplona (2006).

viernes, noviembre 16, 2007

BENEVOLENCIA

Uno de los secretos del buen humor consiste en obligarse a mirar el lado bueno de las personas con quienes debemos relacionarnos. Esta costumbre nos conduce a practicar otro valor que, como la alegría, es una señal de fortaleza interior y una de las condiciones que aseguran nuestra felicidad: el pequeño valor de la benevolencia.

Se trata de la benevolencia hacia los que no viven bajo el mismo techo, ya que en el interior de toda familia, salvo rarísimas excepciones, existe un clima de gran cariño entre todos. Si la familia es una cuna de valores, nuestro hogar ha de ser uno de aquellos dentro del cual no se habla mal de los ausentes, y donde todos hallan buen acogimiento.

Ver lo bueno

La benevolencia consiste, en primer lugar, en juzgar al prójimo con buenos sentimientos, no querer disminuir sus méritos, en regocijarse sinceramente por sus éxitos. Existe una tendencia instintiva que mueve a muchos a creer más fácilmente el mal que el bien. Pero la persona benévola, al contrario, empieza por rehusar dar crédito a la falta hasta que no tenga pruebas segura; después de esto, si la falta resulta cierta, se impone el silencio, al menos que sea para encontrar una excusa o circunstancia atenuante.

En vez de notar en el prójimo la sombra que atenúa el brillo de sus cualidades, acordémonos de que no habría sombra si faltara el sol, y esforcémonos en considerar todo lo que tiene de bueno y el bien que hace. Seamos los primeros en alabar sus buenas cualidades y acciones por las que nos son superiores.

Espíritu crítico

Conviene poner cuidado en saber distinguir entre el espíritu crítico y el espíritu de crítica. El primero es loable; gracias ó él, distinguimos lo verdadero de lo falso, lo justo de lo injusto, el bien del mal. Nos pone al abrigo de impulsos temerarios. El espíritu de crítica consiste en todo lo contrario: es la manía de no ver más que el mal e incluso desearlo. Del mismo modo que un murmurador se intoxica con la propia amargura que destila, así el que usa de benevolencia se enriquece de todas las bellezas, que admira en los demás. En el hogar, la reputación del prójimo no debe quedar nunca empañada.

Además, en nuestra casa todos deben encontrar buena acogida. Este es cl segundo aspecto del valor de la benevolencia, que entra espontáneamente a tomar parte de las preocupaciones de los demás.

Existen casas a cuya puerta nunca se llama en vano. Allí se encuentra, si no el auxilio inmediato necesario, a lo menos el interés y la simpatía, que es lo primero que nos conforta.

La intimidad familiar no queda encerrada en la estrechez de un egoísmo colectivo; antes se dilata con la satisfacción de poder ser útil a los demás. Las buenas familias no critican a nadie, pero no dejan demostrar interés por todos. Su puerta, sus manos, su corazón están abiertos de par en par para aquellos a quienes pueden prestar algún servicio. Y ya reciben su recompensa con la satisfacción de haberse mostrado benévolos.

FICHA PRÁCTICA: Hablar bien de los demás

SITUACIÓN: Los Martínez son una familia con cuatro hijos de 5, 8, 11 y 14 años respectivamente. Juan, el padre, trabaja como empresario y, preocupado por el ambiente de su empresa, está recibiendo un curso para mejorar las relaciones personales en el trabajo. En concreto, uno de los objetivos que se había propuesto para su empresa consistía en hablar bien de los demás, mejor callarse que criticar. Estos podían ser los lemas.

Juan, además, relacionó esto con su propia familia y se quedó algo preocupado, porque en su casa a veces se criticaba, o mejor, se hablaban de ciertos asuntos de otras personas. Cuando llegó a casa, lo habló con su esposa y llegaron a la conclusión de que sería una buena idea mejorar en casa en este punto. Ambos reconocieron que no le habían dado demasiada importancia hasta la fecha y que también ellos “hablaban” de los demás, dando un mal ejemplo a los hijos.

OBJETIVO: Vivir la benevolencia, no criticar a los demás nunca.

MEDIOS: Juan y Amalia, su mujer, acordaron que este tema sería de lo que hablaran en la tertulia del sábado con todos los hijos. Se trataba de montar una campaña para que toda la familia junta mejorara en esta cuestión; todos se apoyarían y todos lucharían por sacarlo adelante. Iba a ser divertido.

MOTIVACIÓN: El hecho de que papá y mamá se incluyeran en el objetivo fue una motivación muy fuerte para los hijos. En la tertulia hablaron de que así se mejoraría la alegría en la familia, porque estar más pendientes de no hablar mal llevaría a preocuparse de los demás. Los pequeños, en un exceso de sinceridad, contaron que en clase habían criticado a un compañero. Y se sentían mal.

Acordaron que si alguien ve que otro critica, se lo diría a papá en secreto. Incluso si es papá el que cae, también se lo harían saber.

HISTORIA-RESULTADO: La tertulia fue todo un éxito. Todos estaban por la labor. Antes, mamá previsoramente había hablado con Laura, la mayor, de 14 años, para buscar su apoyo y ganársela. Como habían comprobado en muchas otras ocasiones, cuando Laura apoya, todos van detrás. Laura supo portarse muy bien como la mayor y aliada de sus padres. Juan, incluso, se sorprendió pensando en cómo había crecido y que ya era toda una mujercita.

Llevamos una semana con este plan de acción y ha pasado de todo. A veces bajamos la guardia, porque lo más fácil resulta hablar mal. Pero también es evidente que existe un clima de mejora claro en casa, que todos nos esforzamos. Estamos muy satisfechos, aunque haya todavía mucho camino que recorrer.

COMENTARIO: Hablar mal de los demás, criticar, murmurar… son vicios para atajar cuanto antes. Resulta más alegre esforzarse por ser personas de una pieza, de las que sabemos que no nos critican por la espalda.
José Antonio Alcázar

miércoles, noviembre 14, 2007

LA BRUJULA DORADA O GOLDEN COMPASS

Película

Aviso sobre una película llamada en su titulo original en ingles "Golden
compass" ("El compás de oro"). Saldrá hacia principios de diciembre. Es
una súper producción dirigida principalmente a niños y etiquetada como
película familiar. Esta película está basada en una serie de libros de un
autor británico ateo llamado Phillip Pullman. Su objetivo en escribir
estos libros ha sido hacer una serie "Anti-Las Crónicas de Narnia" y
conducir así a niños hacia el ateismo. Los principales malhechores en la
serie de libros son el Magisterium, formado por cardenales, y el mismo
papa. La película presenta la heroína como una muchacha que precisa matar
a Dios para asi liberar al mundo de su tirania. El aspecto más peligroso
de esta película es que toda la historia se presenta de forma que aparezca
como algo inocente, con efectos especiales espectaculares, y disfrazada
como si se tratase solo de un cuento infantil. Para encubrir más su
mensaje han quitado del guión de la película los temas más claramente
anti-Cristianos del libro. La meta de la película es enganchar a familias
confiadas en ver una película infantil, de modo que los niños entonces
deseen leer los libros (y comprar probablemente toda la serie). La
película dispone de un gran elenco de actores, incluyendo Nicole Kidman ,
Kevin Bacon, y Sam Elliott. Los productores de la película están esperando
que el éxito sea tan grande como el Harry Potter o el Código de Da Vinci.
Esperemos que no sea así.
Avisad por favor a tanta gente como sea posible y evitar que esta película
la puedan ver familias confiadas en ver algo bueno para sus hijos.
¡Gracias!

Titulo: La Brújula Dorada
Titulo Original: The Golden Compass
Género: Aventuras, Fantasía
Nacionalidad: USA

FAMILIA Y EMPRESA

José Ramón Losada, creador de Fundación + Familia y alma mater del proyecto

La clave del éxito de estas empresas radica en el hecho de valorar la efectividad del empleado en base a la consecución de objetivos y no por el estricto cumplimiento del horario de trabajo. Con estos criterios consiguen mejorar el rendimiento laboral de sus trabajadores y, al mismo tiempo, aumentar la productividad sin reducir el nivel de calidad.

Sustento de la sociedad

El proyecto, que cuenta con el apoyo del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, considera que la familia es el verdadero y principal sustento de la sociedad y que este valor añadido, la CEFR, supone un incentivo para que las compañías fomenten medidas que favorezcan la igualdad de oportunidades, la integración laboral y la conciliación familia-trabajo.

Tomando como inspiración los trabajos de la Escuela de Negocios IESE y adaptándolos para que sean de aplicación a todo tipo de empresas, desde las multinacionales hasta las pymes, el modelo de gestión que se acoge a la CEFR supone para la empresa una serie de ventajas: Mejorar la imagen comercial y la reputación corporativa, optimizar las relaciones laborales internas y, con toda probabilidad, obtener beneficios fiscales o concursales.

El precio a pagar: satisfacción

A cambio, las compañías que quieran obtener la CEFR deben pagar un precio que, en este caso, es también gratificante: la satisfacción de crear una harmonización entre la eficacia en el trabajo y las responsabilidades familiares. Tan sólo es necesario plantear una nueva cultura empresarial y cumplir unas acciones mínimas.

Esa satisfacción ya la han experimentado, entre otras, empresas como: Accenture, Air Europa, BBVA, Cuatrecasas, Deloitte & Touche, ENAGAS, Ferrovial, Fiat Ibérica, Fundación Adecco, Glaxo Smith Kline, Grupo Accor, Grupo Esteve, Grupo Vocento, IESE, Microsoft, MRW, Parques Reunidos, Price Waterhouse Coopers, Recoletos, Renfe, Sanitas, Telefónica, Warner.

Una iniciativa ejemplar

Más de 50 organizaciones o profesionales de prestigio están involucrados en la ejemplar iniciativa de Fundación + Familia, surgida en el 2003 del seno de la Federación Española de Familias Numerosas. Su entonces presidente, el ya fallecido José Ramón Losada, fue también el fundador de Fundación + Familia. Losada estaba ligado profesionalmente al mundo de la banca y en la década de los 90 pasó a formar parte del movimiento asociativo familiar.

Privada, independiente y sin ánimo de lucro, esta organización intenta aportar soluciones innovadoras y altamente profesionales para la protección y fomento de las familias, especialmente aquéllas que tienen en su seno problemas de dependencia, como menores y personas mayores o con discapacidad.

“Las familias con más hijos deben estar protegidas y contar con el apoyo económico y social que merecen, porque son las que más contribuyen al bienestar social, porque son las que más consumen, las que más impuestos pagan y, sobre todo, las que, con sus hijos, están garantizando el mantenimiento de la población. Son las que están sosteniendo el Estado del Bienestar del que nos beneficiamos todos y las que aportan el elemento imprescindible para el desarrollo y el progreso de cualquier país: las personas”, afirmaba Losada.

martes, noviembre 06, 2007

HIJOS HOY?

Uno de los fenómenos más visibles en las sociedades tardomodernas es la disminución de la natalidad y la significativa reducción del número de hijos por pareja. Se pueden esgrimir muchas razones para explicar tal fenómeno, razones de tipo laboral, social, político, económico, pero también de índole axiológico.

Se ha transformado significativamente la pirámide tradicional de valores y el tener hijos ya no se interpreta como una bendición de Dios, sino más bien como una carga económica que, además de acarrear mucho gasto, limita significativamente el campo de desarrollo del ego.

En la cultura del yo, los hijos son casi un estorbo, un obstáculo a la plena realización del proyecto individual. Se ha separado abismalmente la dimensión sexual de la dimensión procreadora y el hijo ya no es el resultado del acto íntimo, sino la resultante de un cálculo de oportunidades.

Por ello, no es de extrañar que en las sociedades líquidas, se haya transformado significativamente el ejercicio y el sentido de la paternidad y se retrase cuanto más tiempo sea posible la llegada de los hijos. Antes de que lleguen, se pretende haber vivido mucho, porque la llegada de los pequeños se interpreta como una suerte de condena que, además, no tiene fecha de vencimiento.

En efecto, cuando uno asume la paternidad, no puede dar marcha atrás, ni desentenderse de tal vínculo. El ser padre sella el futuro personal. Cuando uno asume tal condición, será, para siempre más, padre y esta posibilidad aterra al sujeto líquido, pues no tiene reversibilidad alguna.

En términos puramente económicos, tener hijos no es rentable. Lo habría podido ser en otro tiempo, cuando los hijos colaboraban en las tareas domésticas, en el trabajo del campo, o en la tienda familiar, pero en las sociedades líquidas, los hijos sólo acarrean gastos que, además, crecen exponencialmente con la edad. Eso significa que, si el único criterio para llevar a cabo tal decisión se mueve dentro de los parámetros económicos, no hay futuro para las sociedades líquidas.

Aunque las políticas familiares fueran más generosas de lo que son en muchos países y se premiara el tener hijos; aún así, no compensaría la reducción de libertad individual que conlleva, ni los beneficios de la compra de determinados bienes de consumo.

En un mundo como el nuestro, que ya no es capaz de ofrecer caminos profesionales confiables ni empleos fijos, con gente que salta de un proyecto a otro y se gana la vida a medida que va cambiando, firmar una hipoteca con cuotas de valor desconocido y a perpetuidad implica exponerse a un nivel de riesgo atípicamente elevado a una prolífica fuente de miedos y ansiedades.

Uno tiende a pensarlo dos veces antes de firmar, y cuanto más se piensa, más evidentes se hacen los riesgos que implica, y no hay deliberación interna ni indagación espiritual que logre disipar esa sombra de duda que está condenada a contaminar cualquier alegría futura.

Algunos retrasan el ejercicio de la paternidad más allá de los cuarenta, después de haber realizado algunos sueños que sólo pueden llevarse a cabo sin la mochila de la prole.

Algunas mujeres optan por tener hijos después de la menstruación, a través de la fecundación artificial. Las biotecnologías abren la posibilidad a una maternidad a la carta, compatible con los intereses personales y las expectativas profesionales.

Armar una familiar es, para el ciudadano líquido, como arrojarse de cabeza en aguas inexploradas de profundidad impredecible. Tener que renunciar o posponer otros seductores placeres consumibles de un atractivo aún no experimentado, un sacrificio en franca contradicción con los hábitos de un prudente consumidor, no es su única consecuencia posible.

En nuestros tiempos, tener hijos es una decisión, y no un accidente, circunstancia que suma ansiedad a la situación. Tener o no tener hijos es probablemente la decisión con más consecuencias y de mayor alcance que pueda existir, y por lo tanto es la decisión más estresante y generadora de tensiones a la que uno pueda enfrentarse en el transcurso de su vida.

Muchos prefieren no tener hijos a tener que delegar totalmente su educación y su cuidado a otras personas por la imposible conciliación con la vida profesional. Otros no están dispuestos a asumir el sacrificio, la abnegación y la moral de la renuncia que conlleva, necesariamente, el tener hijos.

Estos valores son incompatibles con la moralidad líquida de nuestras sociedades occidentales. Desde el cinismo postmoderno, casi se considera una estupidez tener más de un hijo, se imputa a un error de cálculo. Los padres de familia numerosa casi tienen que justificarse, porque se sienten fiscalizados por sus coetáneos.

En lugar de causar admiración, la opción por tener más hijos de la regla normal, se interpreta como un modo de amargarse la vida, como una especie de masoquismo, que resulta un completo absurdo desde la moral líquida.

Tener hijos implica sopesar el bienestar de otro, más débil y dependiente, implica ir en contra de la propia comodidad. Significa hacerse cargo del otro, apropiarse hondamente del valor de la responsabilidad y dejar de vivir para uno mismo, para empezar a vivir por los otros, más aún, a desvivirse por los otros.

Tener hijos es, inevitablemente, hacerse mayor, llegar a la etapa de la madurez, salir, definitivamente, del codiciado estado de la juventud. Sin la lógica del don no puede ejercerse correctamente la paternidad, pues si uno no está dispuesto a dar lo que tiene, lo que gana y lo que es, a sus hijos, no puede desarrollar correctamente el oficio de la paternidad.

Cuando uno asume la paternidad, se percata que la autonomía de sus propias referencias se ve comprometida una y otra vez, año tras año, diariamente. Tener hijos significa, muy habitualmente, tener que reducir las ambiciones profesionales, ya que los encargados de juzgar el rendimiento profesional mirarán con recelo el menor signo de lealtades divididas.

Lo que es más doloroso para el ciudadano líquido es que tener hijos implica aceptar esa dependencia de lealtades divididas por un período de tiempo indefinido, y comprometerse irrevocablemente y con final abierto, un tipo de obligación que va en contra del germen mismo de la moderna política de vida líquida y que la mayoría de las personas evitan celosamente en todo otro aspecto de sus vidas.

Despertar a ese compromiso es una experiencia traumática.