jueves, julio 20, 2006

VIVIR EN FAMILIA

Aspectos importantes para vivir en familia:

1. Que entre padres e hijos se consiga una verdadera amistad para hablar todos los temas, procurando no ser dogmáticos y saber preguntar con delicadeza, sin herir la sensibilidad. Confiar siempre en lo que dicen y creer todo lo que nos explican. Saber corregir con suavidad, pero con la sinceridad que crea el vínculo afectivo de la relación padres-hijos. Aprovechar momentos de descanso para disfrutar juntos de las aficiones de los hijos.

2. Que en la familia no se haga nunca ninguna crítica, ni juicio, ni murmuración de nadie. Recuerdo haber leído "el triple filtro" de Sócrates cuando le querían explicar algo de un conocido. Él preguntaba si reunía estos tres aspectos: la Verdad, la Bondad, y la Utilidad; si estas tres premisas no se encontraban, respondía al que quería explicar algo de otro: "si lo que me quieres decir no sabes si es verdad, si es bueno o incluso útil, ¿por qué me lo quieres decir?"

3. Que se enseñe con el ejemplo como se acoge siempre a quien viene a casa: con amabilidad, con respeto. Que siempre estén abiertas las puertas del hogar de los padres para recibir los amigos y amigas de los hijos, aunque este hecho represente un trabajo añadido. En la adolescencia se debe tener mucho cuidado en saber quienes son los del grupo de nuestro hijo, por ser una edad muy influenciable.

4. Que vean que sabemos perdonar si nos hemos sentido ofendidos. Agradecidos si nos han hecho un favor. Dispuestos a ayudar si alguien nos necesita. Que nunca utilizamos la amistad para recibir ningún privilegio. Que se dé ejemplo de desinterés, si no, no sería amistad.

Consejos a los jóvenes para conservar a los amigos

La lealtad es un elemento necesario para tener una amistad duradera y estable con una persona; un amigo es un tesoro, que se tendrá que cuidar y proteger. En el ámbito de la lealtad, se deben considerar muy importantes: la defensa del buen nombre del amigo o de la amiga, la discreción para guardar las confidencias y el respeto para velar por su intimidad.

Comprender las ideas y los sentimientos de los demás. Se podrán tener amigos o amigas que no piensen igual que uno, pero cuando hay un afecto sincero se aceptan, si bien se hace un intercambio de pensamientos que animan a la mejora personal por las dos partes.

Saber seleccionar a los amigos por su comportamiento. Un amigo que traiciona, explicando a los demás nuestros sentimientos, un amigo que busca la complicidad de compartir marihuana o alcohol, por ejemplo, no tiene las características del buen amigo, que normalmente se encuentra por intereses comunes de estudios, de deporte, de escuela y que comporta el requisito de la amistad: procurar el bien del otro.

Tener la honestidad de saber guardar un secreto. La amistad siempre está basada en la confianza, que no se puede traicionar.

Saber estar siempre junto a los amigos y amigas cuando lo necesitan.

Podemos hacer una lista de cualidades entre las que no pueden faltar la generosidad, la humildad, la amabilidad, la puntualidad, la cortesía... pero lo que interesa es preservar la amistad de contactos que la malogren.

Dice Aristóteles: "Algunos creen que para ser amigos es suficiente querer, como si para estar sano, solo hiciera falta desear la salud".

viernes, julio 14, 2006

EDUCACION

«Jamás he logrado tener una conversación seria con mi padre», se lamenta un chico de diecisiete años. «Yo quiero a mis padres porque son mis padres, pero no porque se lo merezcan», dice con tristeza una chica de catorce. «Me siento incapaz de entender a mis hijos», asegura con pesadumbre una madre de familia. «Me he pasado la vida trabajando como un loco, y ahora veo que he sacrificado a mi familia y que no tengo ni un solo amigo de verdad», confiesa con desolación un brillante ejecutivo en pleno naufragio matrimonial. «Llevamos doce años casados y desde hace diez vivimos como dos desconocidos», afirma con amargura otra madre desconsolada.

Son muestras de fracasos en la educación afectiva, y podrían referirse muchísimos más, de todo tipo.

Consideremos, por ejemplo, el caso de una niña de trece años, procedente de una familia acomodada y bien avenida, pero que tiene problemas de relación con sus compañeros en el instituto. No logra concentrarse y comienza a bajar su rendimiento académico. El fracaso en los estudios le lleva a distanciarse mucho de sus padres, seriamente disgustados por sus malas calificaciones. Su sentimiento de frustración crece con el paso de los años, y recurre cada vez más a la bebida cada fin de semana en diversos lugares de ocio, como una forma de evasión de sus problemas. El refugio en el alcohol en esos ambientes le lleva a una serie de relaciones sexuales ocasionales con personas en parecida quiebra emocional. A la edad de veinte años, su vida es un completo caos y acude a la consulta del psiquiatra con un cuadro agudo de alcoholismo y depresión.

Un problema cada vez más grave y frecuente Está claro que la situación tiene, a esas alturas, un arreglo difícil. Y está claro también que cuando la chica tenía trece años nadie presagiaba semejante evolución. La pregunta es: ¿qué podríamos haber hecho durante su infancia y su adolescencia para variar el curso de los acontecimientos? ¿podríamos haber hecho algo más para llegar a tiempo?

-Este último ejemplo es quizá un poco extremo, ¿no?

Quizá, pero no por eso demasiado infrecuente. La Organización Mundial de la Salud ofrecía recientemente estadísticas muy ilustrativas: por ejemplo, el suicidio es la primera causa de muerte de jóvenes entre 18 y 24 años en el conjunto de los países occidentales. Según otros estudios, uno de cada cinco niños presenta problemas psicológicos serios: las enfermedades mentales (ansiedad, depresión y fobias principalmente) constituyen la causa más frecuente de baja escolar prolongada en adolescentes. Muchos jóvenes comienzan muy pronto a consumir alcohol en exceso, y al llegar a los 20 años uno de cada seis presenta síntomas de embriaguez crónica. La frecuencia de trastornos alimentarios (anorexia y bulimia, sobre todo) también se ha disparado en los últimos años.

Las cifras de adolescentes que se fugan de sus casas (sólo en Francia, por ejemplo, más de cien mil cada año) dan también bastante que pensar. Si a esto añadimos los estragos de las drogas, el inquietante fenómeno de la violencia juvenil urbana, el desarraigo de muchos chicos provenientes de familias desestructuradas, o el creciente nivel de fracaso escolar (en muchos casos suelen ir unidas varias de estas situaciones), el panorama puede resultar desolador. Ante esos datos, muchos mueven la cabeza horrorizados y piensan que casi nada se puede hacer. Parece como si las conductas adictivas, violentas o de abandono fueran el más concurrido refugio ante la desolación que sienten muchos jóvenes, y que la espiral de desmotivación o la inconstancia engulle sin remedio sus vidas.

Todo es llegar a tiempo -Son datos realmente preocupantes, sobre todo porque detrás de cada uno de esos casos suele haber dramas humanos muy dolorosos, y que les condicionarán luego mucho en su vida adulta.

Sí, y por esa razón se han declarado en las últimas décadas diversas cruzadas contra diferentes problemas que amenazan nuestra sociedad: el fracaso escolar, el alcoholismo, los embarazos de adolescentes, la violencia juvenil, las drogas, la inestabilidad familiar, etc. Sin embargo, una y otra vez se comprueba que suele llegarse demasiado tarde, cuando la situación ha alcanzado ya proporciones endémicas y ha arraigado fuertemente en las vidas de esas personas.

jueves, julio 06, 2006

COMUNICACION FAMILIA

SIETE FRASES PARA MEJORAR
LA COMUNICACION CON LA FAMILIA
1.- Te Amo:
Ningún ser humano puede sentirse realmente feliz hasta escuchar que alguien le diga: "te amo". Atrévete a decirlo a la otra persona, a tu cónyuge, a tus padres, a tus hermanos, a tus hijos, si es que nunca lo has hecho, haz la prueba y verás el resultado.
2.- Te Admiro:
En la familia, cada miembro tiene alguna cualidad o habilidad que merece reconocimiento: Todos, en algún momento, sentimos la necesidad de que se nos reconozca algún logro o meta alcanzada...¿Cuándo fue la última vez que le dijiste esto a alguien?
3.- ¡Gracias!
Una necesidad básica del ser humano es la de ser apreciado. No hay mejor forma de decir a una persona que es importante lo que hace por nosotros, que expresarle un ¡gracias!, no en forma mecánica, sino con pleno calor humano.
4.- Perdóname, me equivoqué:
Decir esto no es tan fácil, sin embargo, cuando cometas un error que ofenda o perjudique a otras personas, aprende a decir con madurez: "perdóname, me equivoqué".
5.- Ayúdame, te necesito:
Cuando no podemos o no queremos admitir o expresar nuestra fragilidad o necesidad de otros, estamos en un grave problema. No te reprimas. ¡ pide ayuda! que también son muy importantes las palabras.
6.- ¡Te escucho...háblame de ti!
¿Cuántas veces le has dicho a algún miembro de tu familia: "A ver, háblame, qué te pasa?".
Tal vez muchos problemas y mal entendidos se resolverían si tan sólo escuchásemos lo
que nos tratan de decir.
7.-¡ Eres especial!
Es importante hacerles saber a tus seres queridos cuanto ellos significan para ti.
IGNORO EL AUTOR

Remitido por Marcela Maria D